Siempre me odió porque no sabía disfrutar de las cosas de la vida. Se sorprendía, y no entendía cómo nada me alcanzaba. Es que no era eso lo que necesitaba, no era eso lo que quería.
Me gritaba y pensaba que, tal vez, así me cambiaría, pero solo me destruía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario